Alphabet, bajo asedio: ChatGPT amenaza el corazón de su imperio
¿Quién hubiera imaginado que el mayor peligro para Google no vendría de Microsoft, Amazon o Meta, sino de un chatbot capaz de conversar como un humano?
Alphabet, matriz del gigante de las búsquedas, esquiva por ahora las balas de los reguladores, pero un enemigo inesperado asoma en el horizonte: la inteligencia artificial generativa. Y según los analistas de Bears of Wall Street, ha llegado el momento de plantearse seriamente vender sus acciones.
UNA RECOMENDACIÓN INCÓMODA
Alphabet lleva meses moviéndose en un terreno pantanoso. Su cotización ha repuntado un 5% desde julio, pero los analistas bajistas no ven motivos para la euforia. “El potencial alcista es limitado y los riesgos crecen cada trimestre”, advierten los citados expertos.
El primer frente es el regulatorio. La compañía ha evitado, por ahora, el peor de los escenarios en los tribunales, pero las investigaciones antimonopolio siguen abiertas. “No se puede descartar la posibilidad de desinversiones forzadas en determinadas áreas de negocio”, alertan estos estrategas. La espada de Damocles de Bruselas y Washington sigue pendiendo sobre Mountain View.
EL DESAFÍO DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL
El segundo frente es aún más inquietante: la disrupción de la inteligencia artificial generativa. ChatGPT y sus competidores no solo se han colado en la conversación pública, sino que amenazan el corazón del negocio de Google: el buscador.
“Los usuarios ya no buscan enlaces, quieren respuestas directas”, señala el informe. Ese cambio de hábito puede erosionar el motor publicitario de Alphabet, un coloso que se alimenta de clics. Si la conversación se desplaza a plataformas de IA, el modelo que ha sostenido a la compañía durante dos décadas puede verse seriamente comprometido.
VALORACIONES BAJO SOSPECHA
El veredicto de Bears of Wall Street es claro: las acciones de Alphabet cotizan por encima de su valor razonable. “Cuando el valor fundamental está por debajo de la cotización, el margen de seguridad desaparece”, remarcan estos gestores.
En su opinión, este desequilibrio convierte a Alphabet en una apuesta arriesgada y con poca capacidad de generar retornos atractivos en el medio plazo.
LA OTRA CARA DE LA MONEDA
No todos en Wall Street comparten este pesimismo. Inversores de la talla de Warren Buffett, Bill Ackman y David Tepper han apostado por Alphabet, convirtiéndola en uno de los pocos valores comunes en sus carteras. Ackman, por ejemplo, no duda en calificarla como “uno de los mejores negocios del mundo”, convencido de que la compañía mantendrá un papel central en el desarrollo de la inteligencia artificial durante los próximos años.
Además, divisiones como Google Cloud o Waymo, junto con el modelo Gemini, refuerzan la idea de que Alphabet no es un actor pasivo en la carrera de la IA, sino un competidor con recursos y ambición.
ENTRE EL PASADO Y EL FUTURO
Google nació como la brújula de internet. Pero ahora, en la era de la IA generativa, podría convertirse en un mapa anticuado frente a un GPS inteligente. La compañía sigue siendo un gigante con recursos inmensos, capaz de reaccionar y reinventarse, pero el mercado ya no la contempla como un valor indestructible.
Los expertos bajistas son tajantes: “Es más prudente deshacer posiciones en Alphabet y buscar alternativas con mayor visibilidad de crecimiento”. No es un mensaje cómodo para los inversores acostumbrados a ver a la tecnológica como una apuesta segura, pero quizá sea un recordatorio de que ningún imperio es eterno.
CONCLUSIÓN: EL ECO DE UN AVISO
La historia de las finanzas está repleta de compañías que parecían intocables hasta que la innovación las dejó atrás. Alphabet podría no estar en ese punto todavía, pero el eco de la advertencia resuena. Vender ahora, según Bears of Wall Street, no es una señal de pesimismo absoluto, sino de prudencia ante una tormenta que aún no ha terminado de formarse.
Porque, como recuerda el informe, “en los mercados, el riesgo más caro suele ser aquel que no queremos ver”.
