Sube un 350% en 2025 y cae un 20% en una semana. Esta tecnológica vuelve al radar
¿Hasta dónde puede llegar una acción cuando el entusiasmo supera a los fundamentos? Ese es el debate que rodea hoy a Opendoor Technologies, la empresa estadounidense que ha transformado el negocio inmobiliario digital… y que en 2025 ha protagonizado uno de los mayores rallies del mercado.

Así, después de dispararse más de un 350% en lo que va de año, los inversores se preguntan si la fiesta está cerca de terminar o si, por el contrario, se avecina un nuevo rebote.
UNA SUBIDA DE VÉRTIGO
Fundada con la promesa de comprar casas al instante y venderlas con un clic, Opendoor ha resucitado este año tras un 2024 para el olvido. Su cotización, que rondaba los 2 dólares a comienzos de enero, se ha llegado a multiplicar por más de cinco gracias a una combinación de cambio de liderazgo, expectativas de mejora en el mercado hipotecario y renovado apetito especulativo.
El detonante más reciente fue el nombramiento de Kaz Nejatian, quien fuera directivo de Shopify, como nuevo consejero delegado. Además, los fundadores Keith Rabois y Eric Wu han retornado a la junta directiva, lo que el mercado ha interpretado como una vuelta a los orígenes. “El cambio de liderazgo ha devuelto confianza a los accionistas minoristas y despertado el interés de nuevos inversores institucionales”, apuntan los expertos de The Motley Fool.
EL NEGOCIO SIGUE EN NÚMEROS ROJOS
Sin embargo, detrás de la espectacular subida se esconde una realidad menos brillante. En el segundo trimestre de 2025, Opendoor vendió 4.299 viviendas, pero solo adquirió 1.757, lo que revela la dificultad de reponer inventario en un entorno de tipos de interés todavía elevados. Su margen bruto, apenas del 8,3%, muestra que la compañía sigue lejos de la rentabilidad sostenida.
“El modelo de negocio de Opendoor depende de márgenes muy finos y de la rotación constante de activos. Mientras los tipos sigan altos, esa ecuación es complicada”, advierte el analista inmobiliario Jeff Santoro. Así, según recuerda, el grupo todavía no ha tenido un solo año rentable desde su salida a bolsa.
Aun así, The Motley Fool reconoce que algunos catalizadores podrían jugar a su favor: una eventual bajada de las tasas hipotecarias, la mejora de la demanda de vivienda en el último trimestre y una posible normalización de los inventarios en 2026. Todo ello podría devolver el atractivo al modelo de iBuying que Opendoor popularizó.
ANÁLISIS TÉCNICO: ZONA DE DECISIÓN
En el plano técnico, la acción cotiza actualmente en torno a los 7,30 dólares, después de dejarse un 20% semanal, dentro de un rango de consolidación que va de los 7 a los 9 dólares. El MACD se mantiene en terreno positivo y los promedios móviles de 50 y 100 días actúan como soporte.
“Mientras el precio no pierda los 7 dólares, el sesgo gráfico continuará siendo alcista”, señala un informe de TradingView, que otorga a la acción una señal de 'compra fuerte' a medio plazo.
Los analistas técnicos coinciden en que una ruptura con volumen por encima de los 9 dólares podría activar un nuevo tramo alcista con objetivo en los 10,5 – 11 dólares, niveles que marcaron máximos del año. En cambio, si el soporte de 7 dólares cede, la corrección podría llevar el precio hacia los 6,6 dólares.
ENTRE LA ESPECULACIÓN Y EL CAMBIO DE CICLO
En un mercado donde los valores tecnológicos e inmobiliarios vuelven a despertar interés, Opendoor se ha convertido en una especie de termómetro del apetito por el riesgo. “No es una inversión para dormir tranquilo, pero sí un ejemplo de cómo el mercado premia las expectativas más que los resultados inmediatos”, resume The Motley Fool.
El reto, ahora, es transformar el entusiasmo en beneficios reales. Si los nuevos directivos logran estabilizar los márgenes y aprovechar un ciclo hipotecario más benigno, Opendoor podría dejar de ser un meme stock para convertirse en un actor serio del real estate digital.
Hasta entonces, la prudencia parece la mejor aliada. El valor conserva momentum técnico, pero su destino dependerá más del mercado inmobiliario que de las pantallas de Wall Street.
Porque en bolsa, como recuerda un viejo dicho, las grandes subidas se celebran, pero las mejores salidas se recuerdan.



