Los sectores que sufrirán más con un cierre del Gobierno de EEUU, que amenaza con prolongarse
El Gobierno de Estados Unidos ha entrado en cierre parcial (shutdown) desde el 1 de octubre, tras fracasar las negociaciones entre republicanos y demócratas para aprobar un plan temporal de financiación federal. La falta de acuerdo obliga a suspender gran parte de los servicios públicos y a enviar a cientos de miles de empleados federales a sus casas sin sueldo, en lo que ya es el decimoquinto cierre gubernamental desde 1980 y el quinto que afecta a todas las agencias federales.

Aunque históricamente los mercados financieros han tendido a aguantar bien ante episodios de cierre, un informe de Jefferies advierte de que el actual bloqueo puede tener impactos significativos en determinados sectores, especialmente si la parálisis se extiende varias semanas.
El banco de inversión reconoce que esté parón "podría resultar más largo y disruptivo de lo habitual" e identifica cuatro sectores clave más sensibles a la situación:
1. Sectores dependientes de los tipos de interés. Uno de los impactos más inmediatos del cierre es el retraso en la publicación de indicadores económicos clave como el IPC, el PIB y los datos de empleo, fundamentales para la política monetaria de la Reserva Federal (Fed). De hecho, se teme que el informe de empleo de septiembre, previsto para este mismo viernes, no vaya a publicarse.
La reunión del banco central del 28 y 29 de octubre se celebraría sin referencias oficiales, lo que podría empujar a la Fed a adoptar un tono más prudente. Este “vacío estadístico” podría generar volatilidad en los bonos del Tesoro, en los activos respaldados por hipotecas y en el mercado de divisas, donde los inversores dependen de señales fiables para calibrar el pulso de la economía.
2. Sectores sujetos a regulación. Agencias clave como la SEC (Comisión de Bolsa y Valores de EEUU), la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos) o la EPA (Agencia de Protección Ambiental) interrumpen su actividad normal durante el cierre. Esto implica retrasos en salidas a bolsa, en la aprobación de nuevos fármacos o en la concesión de permisos medioambientales. El impacto será particularmente visible en las biotecnológicas, farmacéuticas y firmas de capital, que dependen de estas decisiones regulatorias en plazos concretos. Para algunas compañías, la parálisis puede traducirse en aplazamientos en lanzamientos de productos o en rondas de financiación crítica.
3. Contratistas del Gobierno. Las compañías proveedoras de defensa, sanidad o servicios tecnológicos al Estado también están en el punto de mira. Sin planes de contingencia claros, crecen las dudas sobre la continuidad de proyectos y la puntualidad de los pagos. En cierres anteriores, agencias como el IRS (la agencia tributaria federal de Estados Unidos) o el HHS (Departamento de Salud y Servicios Humanos) llegaron a prever suspensiones temporales de hasta el 40% de sus plantillas, lo que afectaría directamente al calendario de ejecución de contratos. En este caso, la administración Trump incluso ha planteado recortes más profundos en el empleo federal, lo que podría alterar los flujos de pagos a contratistas, generando incertidumbre adicional en el sector.
4. Atención médica gestionada. En el ámbito sanitario, el choque político se centra en la extensión de los créditos fiscales a las primas del Obamacare. Su expiración durante el actual periodo de inscripción podría provocar un aumento de las primas y una reducción de la cobertura, afectando directamente a las aseguradoras de salud gestionada (managed care). El bloqueo en el Congreso, si se prolonga, podría traducirse en menores inscripciones y retrasos en reembolsos a estas compañías. Aunque se espera que se apruebe una solución provisional, la incertidumbre política pesará en la cotización de las principales aseguradoras.
LOS MOTIVOS DEL NUEVO CIERRE
Los motivos de este nuevo parón se centran en las profundas divisiones entre ambos partidos. El presidente Donald Trump y los republicanos presionan para aprobar una resolución provisional sin incluir compromisos adicionales de gasto sanitario, mientras que los demócratas, encabezados por Chuck Schumer y Hakeem Jeffries, exigen vincular cualquier medida presupuestaria a la ampliación de los créditos fiscales del Obamacare. El enfrentamiento se ha enquistado, y los analistas ya advierten de que este cierre podría prolongarse.
El antecedente más largo se produjo en el invierno de 2018-2019, cuando un cierre parcial se extendió durante 35 días bajo la primera presidencia de Trump, con un coste estimado de 18.000 millones de dólares en gasto federal y 3.000 millones en PIB, según la Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO).



