Schnabel se muestra "bastante cómoda" con que el próximo movimiento del BCE sea una subida de tipos
La economista alemana Isabel Schnabel, integrante del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE), considera razonable que los inversores anticipen que el próximo movimiento de la institución sea una subida de tipos, en una señal poco habitual de alineamiento explícito con las expectativas del mercado. En una entrevista concedida a Bloomberg en su despacho de Fráncfort la semana pasada, Schnabel afirmó estar "bastante cómoda" con esa perspectiva, aunque descartó que se produzca a corto plazo.

Según explicó, los tipos actuales se encuentran en niveles que, salvo nuevos shocks, podrían mantenerse durante un tiempo. Sin embargo, el comportamiento de la demanda interna, la inversión empresarial y el aumento del gasto público en defensa e infraestructuras apuntalan la visión de que la actividad de la eurozona se mantendrá sólida. "Tanto los mercados como los participantes en encuestas esperan que el próximo movimiento de tipos sea una subida, aunque no de forma inminente", señaló. "Estoy bastante cómoda con esas expectativas".
Schnabel describió los riesgos para la economía y la inflación como inclinados al alza y avanzó que las proyecciones de crecimiento que el BCE revisará en diciembre podrían actualizarse en positivo. Los analistas esperan que el tipo de depósito permanezca sin cambios, en el 2%, por cuarta reunión consecutiva la próxima semana.
La economista se convierte así en la primera responsable del BCE en afirmar con claridad que los costes de financiación han tocado un suelo, marcando una diferencia respecto a las expresiones más prudentes de la presidenta Christine Lagarde y otros miembros del Consejo de Gobierno, que se limitan a señalar que los tipos están en "un buen lugar".
La postura de Schnabel contrasta además con la situación de otros bancos centrales. Estados Unidos y Reino Unido mantienen ciclos de recortes, mientras que ella defiende que la eurozona ha mostrado una mayor fortaleza de la prevista tras el impacto arancelario provocado por la administración de Donald Trump. Según dijo, el crecimiento "ha sido mucho más resiliente de lo que podría haberse esperado ante la mayor disrupción del orden comercial internacional desde la Segunda Guerra Mundial".
Schnabel destacó también que la caída de la incertidumbre ha suavizado el impacto de los aranceles y recordó que las encuestas empresariales apuntan a una "expansión sólida" hacia final de año. Desde la última ronda de proyecciones —que preveía un crecimiento del 1% para 2026—, aseguró que "las perspectivas han mejorado".
VIGILANCIA SOBRE LA INFLACIÓN
Las nuevas previsiones del BCE incluirán por primera vez estimaciones para 2028, un año que genera dudas por el posible retraso en el sistema europeo de fijación de precios del carbono. Schnabel restó importancia a este riesgo y defendió que la institución puede tolerar "desviaciones moderadas" respecto al objetivo del 2%, siempre que no se vuelvan persistentes. "Es importante no atarse a ninguna cifra concreta", afirmó. "Lo que realmente importa es el relato macroeconómico general".
En su análisis, señaló que los precios de los servicios siguen siendo el aspecto "más importante" para vigilar, debido al avance de los salarios, mientras que la presión bajista esperada sobre los bienes por el euro fuerte, la energía barata o la reorientación del comercio desde China ha sido menor de la prevista. "El descenso de la inflación subyacente se ha estancado justo cuando la economía se recupera", advirtió.
Respecto al calendario de decisiones, evitó confirmar las apuestas de algunos analistas que sitúan la próxima subida en junio. "Esto no está actualmente en nuestra mente", dijo. "Ya cruzaremos ese puente cuando lleguemos a él".




