Nvidia, en modo rally: ¿podría duplicar su cotización en cinco años?
La inteligencia artificial tiene varios reyes… pero uno de ellos ya sueña con un imperio imposible: los 10 billones de dólares de capitalización bursátil.

Y aunque parezca ciencia ficción financiera, hay quien piensa que Nvidia podría coronarse como la primera compañía del planeta en lograrlo antes de que termine la década. “No es difícil imaginar a Nvidia alcanzando los 10 billones de capitalización”, afirma Jennifer Saibil, analista de The Motley Fool, aunque con la prudencia necesaria: “Como en cualquier cosa en bolsa, no hay garantías”.
Parece atrevido… hasta que recordamos que esta empresa empezó vendiendo tarjetas gráficas para videojuegos y hoy es el corazón de la IA global.
UN DOMINIO CASI ABSOLUTO
Más que competir, Nvidia gobierna. Sus chips de alto rendimiento controlan entre el 70% y el 95% del mercado de GPU para tareas de inteligencia artificial, según las estimaciones que recoge Saibil. “Es la compañía que está construyendo la infraestructura del futuro”, sentencia la analista.
No solo vende el chip: vende el ecosistema entero. Su software CUDA, su arquitectura Blackwell, su cadena de suministro… es un monopolio tecnológico perfectamente engrasado. Y mientras el mercado aún digiere Blackwell, ya prepara Vera Rubin, su próxima generación de hardware para 2026.
La maquinaria no descansa. En el último trimestre fiscal disponible, los ingresos crecieron un 56% interanual, impulsados por las ventas de centros de datos, que volaron un 73%.
Y sin contar China, donde las ventas estaban en pausa por restricciones gubernamentales. Cuando vuelvan a entrar en juego, la fiesta podría continuar.
LLEGAR A LOS 10 BILLONES: LAS CUENTAS DE LA AMBICIÓN
La capitalización actual de Nvidia ronda los 5 billones de dólares, lo que le convierte en la empresa más valiosa del mundo. Para llegar a los 10 billones tendría que duplicar su valor.
Pero Saibil baja esta quimera al Excel. Con su actual ratio precio/ventas de 30, bastaría con que los ingresos subieran a 333.000 millones desde los 165.200 millones actuales.
Eso implica un crecimiento compuesto del 15% anual hasta 2030, algo razonable para una empresa que ha crecido al 64% anual de media en los últimos cinco años.
¿El problema? Cuando la euforia se calme, el múltiplo puede bajar. Con un P/S más realista de 18,6, Nvidia necesitaría disparar sus ventas hasta 538.000 millones, con un ritmo del 27% anual. Un desafío mayúsculo… pero no imposible en plena edad dorada de la IA.
LOS RIESGOS QUE ACECHAN AL TITÁN
El enemigo más peligroso de Nvidia es, quizá, su propio éxito. Las expectativas la mantienen en una valoración exigente, donde cualquier tropiezo puede convertirse en caída libre. “El crecimiento está ralentizándose en porcentaje, aunque en cifras absolutas siga siendo enorme”, advierte Saibil.
La competencia se organiza: AMD, Intel y gigantes en la sombra como CoreWeave quieren su porción del poder. Y no olvidemos que los ciclos tecnológicos pueden dar volantazos violentos.
Aun así, Nvidia parece ir siempre tres pasos por delante: su superordenador DGX Spark, enviado ya a Tesla, condensa toda su propuesta de valor en un cubo de potencia que cabe en una mesa de oficina. No hay metáfora mejor: miniatura por fuera, hegemonía por dentro.
LA CONCLUSIÓN: LA HISTORIA SIGUE ESCRIBIÉNDOSE
Si los 10 billones son una cumbre, Nvidia ya ha superado la mitad del ascenso. El oxígeno se vuelve más escaso a esta altitud bursátil, pero la visión es cada vez más espectacular.
Saibil lo resume con una claridad irrefutable: “Puede lograrlo… pero nunca hay certezas en los mercados”.
La década de la IA apenas comienza y Nvidia tiene el mapa, el pico y la cuerda. Llegue o no a la cima, lo seguro es que el camino seguirá marcando el ritmo de la revolución tecnológica. Porque en esta carrera, más que el destino, fascina la velocidad.



