La farmacéutica GSK recibe con subidas la salida de su CEO, Emma Walmsley
La farmacéutica británica GlaxoSmithKline (GSK) ha anunicado este lunes la salida de su consejera delegada, Emma Walmsley, tras cerca de nueve años como primera ejecutiva de la firma. Luke Miels, hasta ahora director comercial de la compañía, ha sido designado como su sucesor.

Según ha explicado la empresa, Miels, que se incorporó a GSK en 2017, ejercerá como CEO a partir del 1 de enero de 2026. La compañía destaca que Miels "ha sido fundamental en la construcción del portafolio de medicamentos especializados de GSK, especialmente en oncología y respiratorio".
"Luke es un líder global de biofarma altamente respetado y experimentado, habiendo trabajado en puestos de alto nivel en Estados Unidos, Europa y Asia, en AstraZeneca, Roche y Sanofi-Aventis, antes de unirse a GSK. Esta experiencia y su significativa contribución a GSK lo califican excepcionalmente para liderar la empresa y generar el valor para pacientes y accionistas que se refleja en las ambiciones futuras de la compañía", ha señalado la firma.
Por otro lado, GSK ha destacado el "cambio integral" logrado por Walmsley en el rendimiento operativo de la compañía británica, en su porfolio y en su pipeline de productos gracias a la prorización del desarrollo de medicamentos especializados y vacunas.
"El I+D se ha revitalizado durante su mandato, con 15 oportunidades principales en el pipeline previstas para su lanzamiento entre 2025 y 2031. Al mismo tiempo, el balance de GSK se ha fortalecido y, tras la exitosa escisión del área de cuidado del consumidor, se ha creado una nueva empresa líder en la industria, Haleon", ha señalado GSK.
"GSK ahora opera con un nuevo estándar, con perspectivas claras de crecimiento a largo plazo, incluyendo expectativas de ventas totales superiores a 40.000 millones de libras para 2031, y 2026 marca el inicio de una nueva fase clave para que GSK cumpla con estas proyecciones", ha agregado el laboratorio.
Derren Nathan, jefe de investigación de acciones de Hargreaves Lansdown, cree que este cambio es el "fin de una era", ya que supone la marcha de la primera mujer CEO de una gran farmacéutica. Para este experto, su mandato como consejera delegada ha estado plagado de éxitos, como los ya mencionados o el litigio de Zantac, pero también ha estado caracterizado por un desempeño "mediocre" de las acciones de la firma.
"El precio de las acciones ha caído un 7% desde su nombramiento en 2017. Ha subido tras el anuncio. El valor bursátil cotiza con un descuento significativo respecto a sus competidores. Aunque su historial de cumplimiento de las previsiones financieras ha sido sólido, las tasas de crecimiento de la compañía siguen estancadas en un solo dígito. Existe un objetivo de ventas de 40.000 millones de dólares para 2031, pero los pronósticos de los analistas sugieren que todavía persisten algunas dudas", señala.
Esto mismo opina Russ Mould, director de inversiones de AJ Bell, que considera que "no puede ser algo bueno para el ego de un CEO que las acciones suban por la noticia de su salida".
"GSK ha logrado un retorno total de alrededor del 30% desde que Walmsley asumió el cargo, en comparación con más del 180% de AstraZeneca. En este contexto, algunos podrían levantar cejas por un nombramiento interno para asumir el cargo en la figura del actual director comercial, Luke Miels, especialmente dado que su tiempo en la empresa coincide en gran medida con el de su jefa actual", cuestiona este analista.
Por su parte, Nathan cree que a Miels "se le entrega un negocio en buena forma", por lo que, si logra alcanzar esta meta, "los accionistas podrían obtener importantes recompensas". "Por ahora, el mercado lo respalda, pero queda un largo camino por recorrer. Como ha mostrado la relación de Emma Walmsley con la City, puede ser un público exigente", sentencia.



