La fórmula inversora de Bill Gates: IA, Buffett y un negocio que nunca huele mal
Bill Gates lleva más de dos décadas desprendiéndose de su fortuna, pero su forma de invertir sigue siendo un mensaje claro: la riqueza no solo se acumula… se asigna con inteligencia.

El cofundador de Microsoft planea donar el 99% de su dinero antes de cumplir los 90, y buena parte de esa misión se apoya en una cartera que vale alrededor de 49.000 millones de dólares. Ahí está la clave: un patrimonio que baja para el propietario, pero que debe subir para el mundo. Y lo hace con una receta sorprendentemente sencilla… y muy rentable.
“El portafolio de la fundación es altamente concentrado y refleja la influencia de Warren Buffett”, recuerda Adam Levy, analista de The Motley Fool. Y si Gates se apoya en tres grandes acciones para transformar el mundo, quizá los inversores deban al menos prestarles atención.
MICROSOFT: LA JOYA DE LA CORONA
El 28,6% de la cartera corresponde a Microsoft, la empresa que convirtió a Gates en multimillonario y que hoy está en pleno auge gracias a la revolución de la inteligencia artificial.
Azure ya genera 75.000 millones en ingresos y crece acelerando, impulsada por la llegada de más capacidad de IA a la nube. La demanda supera la oferta, y eso es oro puro en un negocio escalable. Mientras tanto, la suite corporativa Microsoft 365 cobra más, retiene más y alimenta ese gigantesco motor de caja que financia centros de datos por todo el planeta.
“Microsoft sigue valiendo la prima que el mercado le da”, resalta Levy al justificar un múltiplo exigente de alrededor de 34 veces ganancias esperadas. Aquí manda la ecuación más simple de todas: crecimiento fuerte + caja infinita = valor que sigue subiendo.
BERKSHIRE HATHAWAY: EL SEGURO DE VIDA DEL PORTAFOLIO
Otro 24,1% está invertido en Berkshire Hathaway, el imperio industrial y financiero de Warren Buffett, amigo íntimo y referente inversor de Gates. De hecho, buena parte de estas acciones proviene de donaciones anuales del propio Buffett.
La posición representa un mensaje casi filosófico: cuando buscas seguridad y capital a largo plazo, inviertes con el mejor. Berkshire tiene 340.000 millones en liquidez y está empezando a mover ficha, como la compra de OxyChem por 9.700 millones. Mantiene valor, genera caja y compra negocios cuando los demás dudan.
“Berkshire ofrece flexibilidad y prudencia en un solo vehículo”, resume Levy. En otras palabras: la parte de la cartera que duerme tranquila.
EL NEGOCIO QUE NADIE QUIERE… Y TODOS NECESITAMOS
El tercer pilar, un 14,1% del portafolio, es Waste Management, la mayor empresa de gestión de residuos de Estados Unidos. Aquí entra en juego el toque más buffettiano: negocios aburridos pero imprescindibles.
Su moat es casi insuperable: posee 262 vertederos y barreras regulatorias que hacen casi imposible que alguien replique esa infraestructura. Margen creciente, eficiencia logística y crecimiento estable a medio plazo: esta basura sí que vale dinero.
“La fundación rara vez ha vendido acciones de Waste Management”, destaca el analista. Cuando algo funciona… se conserva.
UNA ESTRATEGIA QUE PARECE SIMPLE (PERO NO LO ES)
Gates dona, la Fundación gasta… pero la cartera sigue creciendo. ¿Cómo? Apostando a lo esencial:
* Tecnología que lidera el futuro (Microsoft)
* Gestores que no fallan (Berkshire)
* Negocios que nunca desaparecen (Waste Management)
Este trío representa el 67% de toda la cartera: concentración máxima para impacto máximo.
“Son acciones con ventajas competitivas claras y capacidad probada de generar rentabilidad sostenida”, concluye Levy.
CONCLUSIÓN: CUANDO LA FILANTROPÍA TIENE BENEFICIO
Bill Gates quiere que su riqueza deje de ser suya. Pero antes de entregarla, se asegura de que se multiplique. Su fórmula de inversión es una lección sencilla para el inversor moderno: menos es más… si escoges bien. No hace falta perseguir cien ideas brillantes. Solo tres que no fallen.
Porque, al final, los negocios que cambian el mundo no siempre huelen a innovación. A veces huelen, directamente, a basura. Pero generan beneficios que alimentan un propósito: invertir para dejar un mundo mejor.



