ECOBOLSA - La aritmética no miente: "El rally actual se apoya más en ilusión que en fundamentos"

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02/12/2025 11:49:40

La aritmética no miente: "El rally actual se apoya más en ilusión que en fundamentos"

Hay frases que funcionan como una alarma silenciosa. Larry Swedroe, veterano experto de Morningstar, deja una de ellas en su último comentario: “los mercados alcistas no duran para siempre”. No es un cliché: es el resumen matemático de 150 años de historia bursátil. Y, según su análisis, "el optimismo actual podría estar apoyándose más en ilusión que en fundamentos".

La aritmética no miente: El rally actual se apoya más en ilusión que en fundamentos

Porque cuando el mercado parece invencible, es justo cuando conviene mirar las costuras.

LAS MATEMÁTICAS QUE ROMPEN EL ENCANTO

El punto de partida del estudio es simple: toda rentabilidad bursátil proviene de tres lugares:dividendos, crecimiento de beneficios y variación del PER. Pero la forma en la que interactúan es menos intuitiva. “Las fuerzas que impulsan las ganancias rara vez soplan en la misma dirección”, resume Swedroe.

El investigador encuentra un dato inquietante: beneficios y PER han mostrado una correlación negativa de largo plazo (-0,5). Si ganan uno, pierde el otro. Por eso los periodos de euforia suelen terminar mal. O dicho de forma más directa: “cuando todos los motores suben a la vez, es que alguien ha tocado demasiados botones”, ironiza el autor.

EL ESPEJO DEL AÑO 1999

Si este patrón suena familiar, es por algo. La investigación detecta paralelismos entre el momento actual y el final de los noventa: bolsa disparada, PER extremos y un entusiasmo casi religioso por las tecnológicas. Entonces, igual que ahora, parecía imposible que las ganancias se frenasen.

La historia fue otra. Tras el máximo, la década siguiente dejó una rentabilidad anualizada real del 0,1%. “Las matemáticas no tienen piedad con los excesos”, señala el analista en uno de sus comentarios más afilados.

¿POR QUÉ ES CASI IMPOSIBLE MANTENER ESTE RITMO?

Para que la fiesta continúe, tendrían que alinearse dos condiciones simultáneas:

1. Un crecimiento de beneficios extraordinariamente alto.

2. Una expansión fuerte del PER, el ratio resultante de dividir el precio de la acción entre el beneficio por acción.

Eso, explica Swedroe, “rara vez sucede a la vez y nunca durante demasiado tiempo”. El modelo muestra que, si los fundamentales vuelven a su media histórica, algo que siempre ocurre antes o después, la rentabilidad esperada para la próxima década se reduce al 0,4% anualizado.

Es decir: las subidas de hoy ya se están “comiendo” el retorno del futuro.

LECCIONES PRÁCTICAS PARA EL INVERSOR

El artículo funciona también como un manual de supervivencia para el ciclo que viene. El estratega plantea tres advertencias:

• Prepárese para rentabilidades más bajas. La reversión a la media es tan vieja como el propio mercado.

• Desconfíe del sesgo de recencia. “El pasado reciente no es una brújula fiable”, insiste Swedroe.

• Mire las valoraciones, no las emociones. Cuando el PER está alto y los dividendos bajos, el listón para justificar más optimismo se dispara.

Además, el analista sugiere ampliar horizontes hacia activos que no dependen del mismo ciclo, como crédito privado, infraestructuras, reaseguros o estrategias long/short, una forma elegante de blindar la cartera cuando la marea deja de subir.

EL FIN DE LA INOCENCIA ALCISTA

El gran mensaje detrás del estudio es casi filosófico: cuanto más vertical es la subida, menos sostenible suele ser. Y, aunque el mercado pueda seguir sorprendiéndonos, ignorar la historia nunca ha salido barato.

“Los inversores deberían basar sus expectativas en los datos, no en la esperanza”, concluye Swedroe, con una contundencia que no necesita subrayados.

La década que viene no tiene por qué ser catastrófica. Pero sí puede ser mucho más plana de lo que el ánimo actual sugiere. Y en esa meseta, las carteras que sobreviven son las que se construyen con disciplina, no con euforia.

Porque en los mercados, como en la vida, las mejores decisiones suelen tomarse cuando el ruido invita justo a lo contrario.


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