Sube más de un 50% en el año y aún tiene un "gran recorrido": el as inesperado de la nube
“La cuarta estrella del cielo tecnológico”. Así podría presentarse Oracle en unos años si se cumplen las ambiciosas proyecciones que le augura Bernstein. Pero el viaje hacia las alturas ya ha comenzado, y los inversores están invitados a subir a bordo.
Mientras muchos aún identifican a la empresa con bases de datos tradicionales, la compañía de Larry Ellison ha tomado un desvío decisivo hacia el universo de la inteligencia artificial y la infraestructura en la nube. Y lo está haciendo a velocidad supersónica.
En lo que va de año, sus acciones suben más de un 50% y, según Mark Moerdler, analista estrella de la gestora, esto solo es el principio de una escalada que podría llevarlas hasta los 308 dólares, un 22% por encima de los niveles actuales, lo que supone que todavía tiene "un gran recorrido".
EL SUEÑO DE CONVERTIRSE EN EL CUARTO 'HYPERSCALER' MUNDIAL
“Oracle está en las primeras fases de una transición masiva hacia la nube”, asegura Moerdler. “OCI (Oracle Cloud Infrastructure) va camino de convertirse en el cuarto hiperescalador global, y su crecimiento se está acelerando”.
Este ambicioso salto al podio tecnológico está respaldado por contratos estratégicos que prometen revolucionar sus fuentes de ingresos. El más sonado: un acuerdo multianual con OpenAI que, según la empresa, podría generar más de 30.000 millones de dólares en ingresos por servicios cloud a partir de 2028. Una cifra que no solo impresiona por su magnitud, sino por el tipo de cliente que implica: una de las firmas más punteras en IA del planeta.
INTELIGENCIA ARTIFICIAL COMO COMBUSTIBLE DEL CRECIMIENTO
Aunque la mayor parte del negocio actual de Oracle todavía está vinculado a cargas de trabajo centradas en CPU, la irrupción de la inteligencia artificial promete alterar -para bien- su estructura de ingresos.
“Con el anuncio de este megacontrato, el crecimiento debería acelerarse aún más, impulsado por la IA, lo que crea una oportunidad de inversión sustancial”, afirma Moerdler. La clave está en que Oracle no solo ofrece tecnología: ofrece infraestructura crítica para el mundo que está por venir.
La multinacional ya ha adelantado que sus ingresos para el ejercicio fiscal 2029 podrían superar los 104.000 millones de dólares, una meta anunciada en septiembre que ahora parece quedarse corta ante las nuevas perspectivas.
¿Y LOS MÁRGENES? LA CLAVE ESTÁ EN EL APALANCAMIENTO OPERATIVO
No todo será coser y cantar. Como suele ocurrir con las grandes transformaciones tecnológicas, los márgenes operativos podrían resentirse en el corto plazo. Pero Moerdler ve una luz al final del túnel: el apalancamiento operativo.
“Para comprender cómo Oracle puede compensar parcial o totalmente la caída de los márgenes brutos, hay que reconocer el impacto potencial del apalancamiento operativo”, explica el analista. “Lo vimos en Microsoft, y esperamos verlo también en Oracle”.
La idea es simple: al ganar escala, Oracle podrá diluir costes y recuperar margen. Y si ya ha sido capaz de mostrar eficiencia operativa en los últimos años, todo indica que sabrá capitalizar este nuevo ciclo.
EL HORIZONTE: UNA ORACLE MUCHO MÁS GRANDE EN TODOS LOS SENTIDOS
Mirando a medio y largo plazo, Bernstein proyecta una transformación radical. “Esperamos que el crecimiento de Oracle se acelere durante los próximos años; el beneficio operativo y los ingresos crecerán, y cuando ese crecimiento se estabilice, los márgenes de flujo de caja libre se recuperarán”, concluye Moerdler. “A cinco o diez años vista, el grupo podría ser muchas veces más grande en la mayoría de los factores”.
Es una apuesta ambiciosa, pero también fundamentada en datos, contratos reales y un posicionamiento estratégico cada vez más sólido. Oracle ya no es solo historia del software: es presente y, sobre todo, futuro.
CONCLUSIÓN: UN VIEJO CONOCIDO QUE VUELVE A SORPRENDER
Oracle está reinventando su destino y desafiando a quienes la veían como un gigante anclado al pasado. En la encrucijada de la nube y la inteligencia artificial, ha encontrado una autopista hacia el crecimiento exponencial.
Para los inversores, el mensaje de Bernstein es claro: este cohete aún tiene combustible de sobra. La pregunta ahora no es si despegará, sino cuán alto puede llegar.
