La apuesta de Barclays en ciberseguridad: el escudo invisible del Fortune 500
Mientras los inversores se agolpan alrededor de los títulos habituales del rally tecnológico, una joya menos vistosa ha empezado a brillar entre bastidores.

Se trata de CyberArk, una compañía de ciberseguridad con una obsesión: proteger las identidades privilegiadas, tanto humanas como no humanas. En la era de los agentes autónomos de IA, esa misión se ha vuelto urgente, crítica y, sobre todo, lucrativa.
IDENTIDADES EN LA SOMBRA
En el universo digital actual, las máquinas ya superan ampliamente a las personas. Según el informe "Identity Security Landscape" de la propia empresa, “las identidades máquina superan a las humanas en una proporción de más de 80 a 1”.
Y eso es solo el principio. La irrupción de los llamados agentes de IA, software autónomo que actúa por sí mismo para ejecutar tareas complejas, ha generado una tormenta perfecta para los equipos de seguridad corporativos.
“Estos agentes son como humanos en autonomía y como máquinas en capacidad de escalar. Una amenaza sin precedentes”, alerta Kevin Cook, analista de Zacks Research.
De hecho, el 72% de los empleados ya utiliza herramientas de IA en su trabajo, pero el 68% de las empresas aún no ha adaptado su arquitectura de seguridad para proteger estos accesos privilegiados.
EL MOVIMIENTO MAESTRO DE CYBERARK
La respuesta de CyberArk no ha sido quedarse de brazos cruzados. Este mismo año ha lanzado su solución Secure AI Agents, que aplica sus principios de seguridad identity-first para tratar cada agente de IA como si fuera un usuario privilegiado. “En este nuevo tablero, cada IA autónoma es un peón... pero también un posible caballo de Troya”, resume Cook.
La plataforma permite descubrir incluso agentes fantasma, controlar sus privilegios y gestionar su ciclo de vida, todo bajo una estrategia de Zero Standing Privileges (privilegios mínimos permanentes).
Y desde el 16 de julio, estas herramientas están disponibles en el AWS Marketplace, lo que facilita su adopción a gran escala por parte de las empresas.
CRECIMIENTO EN MODO EXPONENCIAL
En palabras del citado experto: “CyberArk ha logrado convertir el caos de la IA en una oportunidad de negocio concreta y escalable”. Prueba de ello es su evolución financiera.
La compañía, valorada en 19.000 millones de dólares, ya trabaja con más de 5.400 empresas en todo el mundo, incluyendo a más de la mitad del Fortune 500. Este año se espera que sus ingresos crezcan un 32%, superando los 1.300 millones, y que sus beneficios por acción se disparen un 26,4% hasta los 3,83 dólares.
Además, su estrategia de cross-selling está funcionando. Un cliente del sector financiero (una empresa del Fortune 100) ha ampliado su contrato con nuevas soluciones de gestión de certificados y claves públicas (PKI), en un acuerdo multianual de seis cifras. Como explica Cook: “CyberArk no solo gana clientes, los multiplica”.
¿UNA “COMPRA” CLARA?
Aunque las estimaciones no se han revisado al alza desde su último anuncio, los economistas esperan sorpresas positivas en la presentación de resultados del 7 de agosto.
Barclays ya ha elevado su precio objetivo hasta los 440 dólares por acción, lo que implica un notable potencial alcista desde los niveles actuales.
“Los inversores suelen correr hacia la IA visible: chips, modelos, plataformas. Pero el gran salto puede estar en la infraestructura invisible que la protege”, sentencia Cook.
CONCLUSIÓN: LA BATALLA SILENCIOSA DE LA IA
CyberArk no está construyendo el futuro con ladrillos visibles, sino con los cimientos que impedirán que se derrumbe. En un mundo donde millones de agentes de IA actúan con autonomía imprevisible, la identidad se ha convertido en el nuevo perímetro de seguridad. Y quien controle ese perímetro, controlará la narrativa.
El mercado ha empezado a tomar nota. Puede que el próximo ganador silencioso del boom de la inteligencia artificial no sea el más brillante… sino el más vigilante.



