Vencedores y vencidos tras la opa: BBVA respira, Sabadell resiste y Torres se tambalea
Diecisiete meses después, la opa llegó a su fin y el resultado ha sido aplastante. Solo un 25% de los accionistas de Banco Sabadell aceptaron la oferta de BBVA, haciendo naufragar el ambicioso plan del banco vasco, que aspiraba a convencer, al menos, a un 30% de los accionistas de Sabadell. Ante este fracaso, la entidad ha tratado de calmar los ánimos de los más críticos regando de dividendos y recompras de acciones a sus accionistas.

Sin embargo, es imposible quedar indemne después de una batalla de año y medio. Tanto a BBVA como a Sabadell les toca afrontar ahora las consecuencias de un proceso en el que se ha gastado tiempo, recursos y crédito reputacional suficientes como para poner nervioso a más de un inversor relevante.
Ahora, ambos bancos deben lamerse las heridas y prepararse para ejecutar sus ambiciosos planes estratégicos planteados en los últimos meses. Además, en caso de volver a intentar hacerse con el control de Sabadell, BBVA deberá esperar, al menos, un año. Pero quién sabe cómo estará cada banco y qué será de los actores involucrados en esta encarnizada pelea.
UN DURO GOLPE PARA TORRES
Una operación de este tamaño y con este desenlace no es fácil de analizar. Las tesis de los expertos son heterogéneas, con algunos viendo como oportunidades lo que otros ven como una mancha indeleble. No obstante, la mayoría coincide en una cosa: Carlos Torres Vila, presidente del BBVA, es el principal damnificado con el fracaso de la opa.
Sobre todo, porque no es la primera vez que lo intenta. En 2020, ambos bancos llegaron a entablar conversaciones avanzadas para una eventual fusión, contrataron a asesores para llevar a cabo la operación y pusieron en marcha auditorías para comprobar que todo estaba en orden. La opa se planteó en términos mucho menos hostiles, pues Sabadell valía mucho menos por entonces y BBVA acababa de vender su filial estadounidense por 9.700 millones. No obstante, el problema fue el mismo que ahora: el precio.
Torres tropieza por segunda vez con la misma piedra
Pero el camino ha sido muy distinto ahora. En los últimos 17 meses, Torres (y el BBVA) se han encontrado con un rechazo tras otro. En primer lugar, de los dirigentes de Sabadell, a los que nunca gustó esta opa. En segundo lugar, de la sociedad, la clase política y el empresariado catalán. Y en tercer lugar, del Gobierno español, que no solo se mostró en contra desde el primer momento, sino que introdujo duras condiciones y trabas a la fusión para complicar la operación.
Pese a este segundo naufragio, Torres descarta dimitir. En una comparecencia de prensa realizada el pasado viernes, el presidente de BBVA aseguró que no piensa en poner su cargo a disposición, ya que su trabajo es "intentar cosas con sentido" como una opa a la que definió como "oportunidad perdida" para todos los involucrados.
"Como se tiene que juzgar es con resultados", afirmó Torres, que puso en valor la buena marcha del banco, que atraviesa "su mejor momento histórico", y viene de registrar un beneficio de más de 1.000 millones en 2024. Cabe recordar que Torres y Onur Genç, consejero delegado de la entidad, renovaron su mandato al frente de BBVA por cuatro años más en la junta de accionistas celebrada el pasado mes de marzo.
Con todo, eso no ha sido óbice para que al presidente de BBVA le lluevan las críticas por parte de prensa y analistas. Bloomberg, por ejemplo, habla de un "duro golpe" al calcular mal el atractivo de su propuesta, mientras que el británico Financial Times califica de "resultado humillante" el desenlace de la opa tras año y medio de campaña para convencer a accionistas y a toda la sociedad española de la idoneidad de la operación.
Por su parte, el diario Expansión cree que Torres podría verse cuestionado por los accionistas por gastar "la reputación y varios millones de euros" de la entidad en una persecución infructífera. "Estratégicamente, tenía sentido crecer en un mercado maduro como España para consolidar la posición de la entidad y compensar sus posiciones en países emergentes como México y Turquía. Ahora, no parece existir alternativa a la vista", señala.
OPTIMISMO CON BBVA
Las duras críticas que enfrenta Torres contrastan claramente con las perspectivas en torno a BBVA. Y es que el banco no solo viene registrando un rendimiento impresionante en los últimos tiempos, sino que sus expectativas son tanto o más optimistas.
El pasado mes de julio, junto a los resultados del primer semestre de 2025, BBVA anunció su intención de alcanzar los 48.000 millones de euros de beneficio hasta 2028, un período en el que también prevé disponer de 36.000 millones de euros de capital "de la máxima calidad" para distribuir entre sus accionistas (alrededor de un 40% de su valor en bolsa).
La entidad también ha anunciado que lanzará un "significativo" programa de recompra de acciones tras la opa fallida, siempre que consiga la autorización del Banco Central Europeo (BCE). "Esa flexibilidad demuestra que BBVA no se rinde ante la estrategia agresiva de expansión, sino que adapta el foco hacia la rentabilidad interna y la regeneración del valor para accionistas", señala Sergio Ávila, analista sénior de IG.
A corto plazo, BBVA contará con aproximadamente 13.000 millones de euros disponibles para distribuir entre sus accionistas, alrededor de un 15% de su capitalización bursátil. A cierre del primer semestre, la ratio CET1 del banco ascendía al 13,3%, sensiblemente por encima de su rango objetivo comprendido entre el 11,5% y el 12%.
Para Royal Bank of Canada (RBC), la estrategia está clara: "BBVA se centrará en ser una vaca lechera". Ante esta lluvia de dividendos y recompras, la entidad canadiense reitera su recomendación de sobreponderar los títulos de BBVA, reafirman su sentimiento "positivo" con el valor y sitúan el precio objetivo de sus acciones en 17,5 euros. "Si BBVA tiene éxito en sus iniciativas, las acciones deberían seguir revalorizándose", sentencian.
"Suponemos que corto plazo significa hasta el cierre de 2025 y que los 13.000 millones de euros pueden desglosarse aproximadamente en: 1.000 millones de euros en recompra de acciones anunciada en enero de 2025 y que comenzará el 31 de octubre; 1.800 millones de euros de dividendo del primer semestre de 2025, pagadero el 7 de noviembre; y distribuciones implícitas a accionistas de unos 10.200 millones de euros, de los cuales una recompra de aproximadamente 8.000 millones (9% de la capitalización bursátil)", disecciona la entidad norteamericana.
Citi también es optimista con BBVA. El gigante bancario estadounidense espera que las acciones tengan una "reacción positiva" al eliminarse la incertidumbre.
Según estos analistas, BBVA tuvo un rendimiento dos puntos porcentuales inferior al del SX7E, el índice bursátil europeo de bancos, en el último mes. Esta circunstancia ha llevado a sus acciones a cotizar en torno a 8x los beneficios esperados (PER) para 2026, lo que representa "aproximadamente un 10%" de descuento respecto al sector. "BBVA se convierte ahora en nuestra elección principal entre los bancos españoles", reconoce Citi.
Bankinter espera, igualmente, un impacto positivo. El banco naranja otorga un consejo neutral y un precio objetivo de 17,45 euros a este valor y se muestra optimista gracias a la aceleración de su plan de remuneración a los accionistas. La tesis del banco es sencilla: BBVA tiene exceso de capital y es probable que la ratio CET1 alcance el 13,84% a final de año, cinco décimas más que al cierre de junio. Ello, explican, implicaría un exceso de capital de alrededor de 8.000 millones de euros. A ello, claro, hay que sumar también el Plan Estratégico de la entidad y los 36.000 millones de euros que planea repartir a los accionistas.
"La batalla fallida con Sabadell no es un punto final, sino un pivote estratégico para BBVA. El mercado sabe que el verdadero impulso vendrá del uso inteligente del capital liberado. Si ejecuta bien, sus acciones pueden recorrer un tramo alcista basado en dividendos y recompra, no en fusiones inciertas", sentencia Ávila.
¿Y CON SABADELL?
En cuanto a Sabadell, los expertos también son, en su mayoría, positivos. También lo son, claro, en el seno de la entidad vallesana, con el presidente Josep Oliu señalando que este desenlace "es la mejor salida" para Banco Sabadell y BBVA.
"Sale victorioso de la contienda. Su defensa le otorga respaldo simbólico y refuerza su narrativa de independencia ante sus propios accionistas y el mercado", afirma Ávila.
Con todo, sus acciones han reaccionado con fortísimas caídas tras la opa. César González-Bueno, consejero de la compañía catalana, le resta importancia y se lo toma con humor, definiendo este desliz como "una profecía de autocumplimiento". "Como todo el mundo espera que ocurra, pues ocurre", señaló en una entrevista concedida a Onda Cero. El primer ejecutivo de Sabadell ha asegurado que "no nos vamos a poner nada tensos con estas caídas" y ha mostrado su confianza en que la acción "recuperará su camino", que no es otro que el de "mejor valor" bancario europeo.
La reacción negativa de las bolsas no ha cogido por sorpresa a Citi y RBC. Según el banco neoyorquino, era prácticamente un hecho que el banco catalán debería enfrentar presión vendedora por parte de inversores de arbitraje de fusiones y otros similares. A su vez, estos estrategas cree que la firma vallesana enfrentará cierta presión en el corto plazo, aunque no será preocupante.
A estas tesis se suma Bankinter, que se mantiene neutral con Sabadell y valora sus títulos en 3,75 euros. Para el banco naranja, a la entidad catalana le debería ir bien en bolsa, principalmente, porque sus fundamentales son "sólidos", con una actividad y rentabilidad al alza, y porque su rentabilidad por dividendo es "atractiva".
Asimismo, RBC destaca el Plan Estratégico 2025-2027, que contempla devolver 6.300 millones de euros a los accionistas de la entidad vallesana (un 40% de su valor en bolsa), lo que otorgará "cierto soporte" a sus acciones. Bankinter también recuerda que, solo por la venta de la filial británica TSB, los accionistas recibirán un dividendo extraordinario 0,50 euros por acción (2.500 millones en total) en la primera mitad de 2026, lo que es equivalente a una rentabilidad por dividendo del 15% a los precios actuales.
"Al cierre del jueves, Sabadell cotizaba a una ratio precio/valor contable tangible (P/VCT) de 1,44x y a un PER de 10x a dos años. Esto se compara con un promedio de bancos españoles e italianos de aproximadamente 1,36x P/VCT y 8,8x PER; y respecto al SX7P (sin FinecoBank o AvanzaBank), de 1,41x P/VCT y 9,1x PER", agrega RBC, que ve más que razonable sus valoraciones.
UNA ESTRATEGIA FALLIDA
Pero esta operación no debe ser estudiada solo desde un punto de vista económico. Jacobo Ramos Folch, experto en Asuntos Públicos de Newsline, cree que el fallido desenlace de la opa puede explicarse, en buena medida, por la desafortunada estrategia de comunicación y el pobre análisis político y social realizado por BBVA.
"En informes recientes, el Foro Económico Mundial y McKinsey coinciden en que las grandes empresas que no integran la geopolítica y el contexto social en su estrategia corren el riesgo de cometer errores que se pagan caro. La opa fallida de BBVA sobre Banco Sabadell lo demuestra con claridad", señala Ramos.
Según este experto, el primer error de BBVA es de puro timing. Y es que el banco vasco eligió lanzar su oferta el 9 de mayo de 2024, apenas cuatro días antes de las últimas elecciones autonómicas de Cataluña. Ello, explica, activó "resistencias institucionales y emocionales", con todos los partidos posicionándose en contra de la operación. "El resultado fue que la OPA se percibió como una maniobra ajena al clima político, convirtiendo una operación financiera en un símbolo de tensión territorial", explica.
En segundo lugar, Ramos critica la falta de un apoyo institucional sólido, con mensajes "cruzados", protagonismos "mal coordinados" y una narrativa "más reactiva que estratégica". En consecuencia, las puertas de Moncloa se cerraron y el Ejecutivo se mostró hostil, como reflejaron las duras condiciones impuestas. Como muestra, las declaraciones del presidente de la Generalitat de Cataluña, Salvador Illa, que celebró el resultado de la opa, ya que "lo mejor es seguir así".
"El Sabadell es un banco muy arraigado no solo en Cataluña, en todo el levante español. Más allá de razones económicas, mi razón es que ha habido razones no financieras", reconoció ante los micrófonos de SER.
El analista de Newsline también critica la campaña de comunicación con los accionistas minoritarios y clientes, a la que define como "irregular" y con una evidente falta de "empatía", con campañas publicitarias "impersonales que no transmitieron ni propósito ni cercanía" y careciendo de sensibilidad "hacia lo que el banco representaba en Cataluña".
BBVA nunca logró inspirar confianza ni empatía, llevando a muchos a interpretar la opa como un David contra Goliat
"Mientras la dirección hablaba de creación de valor, evitaba responder a las inquietudes sobre la identidad de Sabadell o el futuro de su plantilla. Sabadell, en cambio, supo conectar con el orgullo local y la lealtad de sus clientes. BBVA nunca logró inspirar confianza ni empatía: su relato se quedó en los números y perdió la batalla emocional. Ese lenguaje tecnocrático llevó a muchos a interpretar la opa como una absorción impersonal, un David contra Goliat más que una fusión de proyectos", señala Ramos.
Finalmente, Ramos apunta hacia el tono "frío" y "contradictorio" del banco como otra razón de este fracaso. Por un lado, Torres negaba que fuera a mejorar la oferta para poco después subirla hasta un 10%. Por otro, acataba las condiciones del Gobierno, pero en paralelo las recurría ante los tribunales. El resultado: una narrativa "sin coherencia". "En lugar de liderar el relato, BBVA acabó a la defensiva, atrapado entre la frialdad de su comunicación y generando desconfianza", apunta.
"La opa de BBVA no solo fracasó en los mercados, sino en el terreno político y comunicativo. La lección es clara: en un entorno como el actual, no se puede ignorar la realidad política y social en la que se opera", concluye este experto.




