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31/05/2024 06:00:00

Tres posibles escenarios para los mercados (y cómo invertir) en la segunda mitad de 2024

¿Qué le espera a los mercados en la segunda mitad del año? La pregunta ya planea en la cabeza de los inversores, y eso que ni siquiera ha terminado aún el mes de mayo. Lo cierto es que la clave estará en el inicio de la relajación monetaria por parte de los bancos centrales, que podría arrancar en junio de la mano del Banco Central Europeo (BCE) siempre que el organismo que lidera Christine Lagarde considere que la inflación está controlada, aunque no haya llegado al objetivo del 2%.

Tres posibles escenarios para los mercados (y cómo invertir) en la segunda mitad de 2024

Sin embargo, también podría haber un retraso en el inicio de las bajadas de tipos, como el mercado descuenta en el caso de la Reserva Federal estadounidense (Fed), ante la persistencia de la inflación. Eso deja sobre la mesa tres posibles escenarios, según destacan los expertos de Diaphanum:

1. Bajada de tipos ante una inflación controlada y crecimiento débil.

2. Aplazamiento de la bajada de tipos ante una inflación todavía elevada.

3. Visión muy optimista que combina una inflación controlada con un crecimiento económico robusto.

Dependiendo de cuál de ellos acabe por imponerse, la apuesta inversora será diferente, y es que habrá que ver si conviene más reducir o aumentar el riesgo en las carteras en cada caso.

Por ejemplo, el escenario central que manejan en Diaphanum, el de "una inflación controlada y un crecimiento débil, pero con indicadores óptimos", es el resultado de la "bajada sostenida" de la inflación, que aunque aún se sitúa por encima del objetivo de los bancos centrales, "se mantendrá controlada en los próximos meses".

"Abre la puerta a los bancos centrales para que comiencen con su progresiva bajada de tipos a partir de junio, en un escenario donde el crecimiento puede ser débil, aunque sin el peligro de entrar en recesión, pero donde otros indicadores se mantendrán robustos, como el caso del desempleo en niveles mínimos o una confianza del consumidor y empresarios creciente, en el caso del continente europeo", remarcan los expertos de la firma.

En este caso, Diaphanum aconseja mantenerse neutrales en renta variable, otorgando un mayor peso a EEUU frente a Europa, y dice que no hay que perder de vista ni a los emergentes ni a los valores tecnológicos, "en constante crecimiento", pero tampoco a las Socimis, "castigadas hasta ahora por las bajas valoraciones", ni al sector salud, que presenta una "robusta demanda por el envejecimiento de la población y las oportunidades que existen en el ámbito de la biotecnología".

Además, en este escenario apostaría por mantener unas "posiciones relativamente altas en carteras más conservadoras y algo menos en las más agresivas", mientras que continuaría con el dólar prácticamente cubierto, salvo emergentes y oro, en todos los perfiles, dice. Con respecto a la renta fija, la entidad apuesta por bonos gubernamentales, con duraciones intermedias entre 2 y 3,6 años, y por renta fija privada en grado de inversión.

El escenario más negativo, aquel en el que "los bancos centrales optan por no bajar los tipos ante una inflación todavía no controlada", independientemente de si hay alto o bajo nivel de crecimiento económico, "requeriría una apuesta por reducir el riesgo en las carteras".

En este caso, Diaphanum cree que lo mejor sería aumentar el peso de la tesorería, "muy probablemente con un rendimiento que no iría más allá del 4%/4,25% ya que la facilidad del depósito del BCE se mantendría en el 4%". Cree, de hecho, que en un escenario como este "las rentabilidades de los bonos a corto plazo se tensionarían, por la influencia de los tipos de los bancos centrales, mientras que las rentabilidades de los bonos a largo plazo también lo harían por las mayores expectativas de inflación".

Además, cree que sería conveniente reducir el peso de los activos de riesgo, es decir, tanto de bonos corporativos como de renta variable. "Con un deterioro de las expectativas de crecimiento económico y de los resultados empresariales, los bonos corporativos incrementarían sus diferenciales", dice la firma, que descarta un colapso del mercado como sucedió en el año 2020. Asimismo, opina que las bolsas "también retrocederían por la reducción de las previsiones de beneficios y mayor competencia de la renta fija".

Por último, la entidad abogaría en este caso por un incremento de los activos alternativos y de retorno absoluto, y remarca que el oro "funciona como activo refugio de la inflación y aumenta con tipos de interés reales negativos, por lo que debería traducirse en un buen comportamiento".

LO MENOS PLAUSIBLE

En cuanto al escenario optimista, en el que la inflación estaría controlada y habría un crecimiento robusto, en Diaphanum dicen que es "el menos plausible", ya que en realidad "un fuerte crecimiento económico conllevaría un incremento de las expectativas de inflación en el contexto actual de desglobalización".

No obstante, si llegase a producirse, así es como habría que invertir: empezando por aumentar el riesgo en las carteras y disminuir el peso de la tesorería, ya que "existirían alternativas más rentables". También, dice la firma, estaría bien reducir la duración de los bonos, y es que considera que "las rentabilidades a corto plazo se relajarían por la influencia de los tipos de los bancos centrales y las rentabilidades de los bonos a largo plazo se mantendrían o aumentarían por las expectativas de inflación".

Por otro lado, la entidad apostaría por el "descenso de la calidad crediticia de los bonos corporativos, con unos diferenciales muy bajos que se mantendrían". Sin embargo, disminuiría la calidad crediticia con la compra de más high yield, en busca de una rentabilidad mayor y un aumento del peso de la renta variable, ante las mayores expectativas de crecimiento de los resultados. Diaphanum también disminuiría la apuesta por activos alternativos y de retorno absoluto, "donde se produciría una menor aversión al riesgo".


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