BME achaca la caída del volumen de negocio a la inestabilidad política y a MiFID II
En poco menos de dos semanas concluye un año que ha sido complicado para la bolsa española, al menos en cuanto a volúmenes de contratación se refiere. Hasta noviembre, los inversores han negociado un 21,8% menos que en el mismo periodo del año pasado, hasta los 428.978 millones de euros, mientras que el número de operaciones ha caído un 16% hasta los 34,4 millones. Desde Bolsas y Mercados Españoles (BME) achacan este retroceso a dos factores: la inestabilidad política y la directiva europea de mercados e inversiones (MiFID II).
En el Informe de Mercado 2019, el operador bursátil atribuye la mala evolución en términos de volumen a que los mercados se han visto "afectados por un mayor grado de complejidad político económica", con un Gobierno en funciones que tiene las manos atadas desde que se disolvieron las cortes el pasado 5 de marzo.
Respecto a la MiFID II, BME asegura que es una normativa "exigente y difícil de cumplir", generando que los inversores "se muestren cautos en la exposición a renta variable y mantengan posiciones de liquidez elevadas". Además, ha afectado "a la velocidad de circulación de los títulos de compañías cotizadas".
Esta directiva impone el principio de best execution, que obliga a que los brokers ofrezcan a sus clientes el mejor precio en cada momento, lo que exige dar el de las plataformas alternativas además del que cotiza en el mercado oficial (BME). Eso se ha traducido en que el 25% de las órdenes ya no se canalizan a través del holding de mercados españoles, según reconoció ayer su consejero delegado, Javier Hernani.
Según el informe de BME, los valores más afectados por esta directiva europea son los de mediana y pequeña capitalización, debido a las "mayores exigencias de cumplimiento regulatorio a mercados, intermediarios y buy-site". BME ha adoptado medidas para afrontar estas nuevas reglas de juego, pero reconoce que "no se han conseguido materializar los objetivos" que se perseguían con su puesta en marcha, como una mayor transparencia en la negociación o una formación más eficiente de los precios de mercado.
En el informe, se recogen unas conclusiones en las que apunta que "es necesario una revisión" de la MiFID II porque, en gran parte de los casos, "los efectos colaterales son más perjudiciales que los beneficios conseguidos". BME entiende que los mercados financieros necesitan de regulaciones sólidas, pero critica que parte de los agentes han debido "extralimitarse" para invertir en áreas relacionadas con el cumplimiento, quedando atrasados en otros apartados. "Esta recalibración es un proceso que aún requerirá de tiempo", apunta.
Las escasas salidas a bolsa y los niveles sostenidos históricamente bajos de volatilidad también han perjudicado la contratación. Todos estos aspectos dejan a un lado dos buenos datos, como son la revalorización de las acciones (el Ibex sube más de un 1,6% anual) y la multitud de pagos de dividendo (los accionistas han recibido 28.200 millones, un 8,9% más). Y no hay que olvidar que, sin el impulso de estos dos factores, la caída en la negociación habría sido mayor.